En la búsqueda de un nuevo referente compatible con el criterio de
calidad educativa, surge el concepto de atención a la diversidad, como
principio que parte del reconocimiento de las diferencias que presentan los
alumnos en el proceso de aprendizaje. Este reconocimiento exige, a su vez, la
oferta de una respuesta educativa diferenciada que asuma la diversidad como
valor humano. La educación así entendida no puede concebirse si no es en un
entorno de inclusión que aspire al enriquecimiento individual y colectivo.
A priori, parece que la teoría se ajusta a los criterios de igualdad
de oportunidades, no discriminación, cooperación, flexibilidad y adaptación a
las necesidades individuales para el máximo desarrollo personal, etc., con los
que todos los agentes educativos están sobradamente familiarizados, pero el
problema surge a la hora de llevar a la práctica el diseño de una forma de
enseñar y de aprender que supone grandes cambios metodológicos, organizativos y
curriculares, tanto dentro del aula como fuera de ella y, sobre todo, grandes
cambios en la mentalidad de todos los profesionales implicados.
Creo que una educación inclusiva de calidad es posible, pero sólo desde el convencimiento de que en las
expectativas y actitudes de las personas que tienen que llevar a cabo esta
tarea reside el impulso del verdadero motor de esta opción.
Ya conocía "El cazo de Lorenzo", pero hacía tiempo que no lo veía. Creo que expresa de una manera extraordinaria la situación de muchos niños en nuestra sociedad, y a los que deberíamos de dedicar todos nuestros esfuerzos, porque al fin y al cabo todos arrastramos algún "cazo", mayor o menor y apreciamos muchísimo que alguien nos lo desatasque del bache. Gracias por compartirlo con nosotro y ánimo con el blog y con esa vocación retomada!
ResponderEliminarPaula.